PSICOANALISIS/PSICOLOGIA

Cómo funcionan las partes de nuestra mente.

La conciencia podemos definirla como una instancia receptora  que percibe el exterior pero también el interior de uno mismo, es decir, los sentimientos, los pensamientos, los afectos, los deseos, las fantasías, etc. Y todo lo que la conciencia percibe del interior proviene de la parte inconsciente de la personalidad, debe pasar a través de la preconsciencia que es una instancia censora, con capacidad para tamizar ciertos contenidos inconscientes y quitarles fuerza o importancia para que no perturben a la conciencia.

Sin embargo, a veces, los contenidos inconscientes son tan verdaderamente fuertes, que terminan por acceder a la conciencia y perturbarla. Por ejemplo, ciertos deseos violentos, agresivos, sexuales, recuerdos penosos, afectos como la envidia, los celos, puede tener una fuerza tal que terminan por perturbar la conciencia. Y la conciencia a veces, frente a los contenidos inconscientes no sabe como manejarlos y es lo que termina produciendo un malestar general o psicológico.

Es de lógica pensar que los deseos sexuales, la agresividad, lo celos, la soberbia, la envidia, etc, son elementos mentales que pertenecen a nuestra psicología pero que deben ser reprimidos por el hecho que son elementos contrarios a la civilización. Sin embargo, todos sabemos por experiencia propia que dichos elementos psicológicos subyacen en nosotros y que a veces, aparecen y nos pueden gobernar o hacernos perder nuestras capacidades volitivas y cognitivas. Debe haber por lo tanto una fuerza mayor que nos guarde de ellos y que nos ayude a ejercer un autocontrol sobre ellos. A veces podemos pero a veces nuestros mecanismos de defensa o de autocontrol, no son lo suficientemente fuertes para ejercer un control sobre los contenidos inconscientes de nuestra mente.

Todos estos afectos, sentimientos, deseos, aparecen durante la etapa infantil, de la cual hablaremos en el próximo artículo y por sorprendente que parezca, no maduran mucho, es decir, que los celos, la rabia, el odio, el amor, el deseo sexual, la agresividad del adulto son los mismos que se despiertan en la etapa infantil y adolescente de nuestra vida. Por lo tanto, podemos decir que estos elementos inconscientes no maduran y lo que teóricamente debe madurar en nosotros son los mecanismos de autocontrol, aunque esto no siempre es así.

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