¿Por qué se pierde el deseo?

Aclaremos que el deseo no se pierde; se desplaza, se reprime, se sublima, se condensa pero jamás se pierde. Numerosas personas afirmar haber perdido el deseo por la persona que aman y aún queriéndola afirman que ya no sienten apenas o ningún deseo hacia ella aunque la sigue queriendo. Por lo general el deseo tanto para el hombre como para la mujer es del orden de instinto de la Leer más

La Ciencia de la Sexualidad. El nacimiento de los celos

En la clase anterior hablábamos que la primera experiencia de placer tenía que ver con la ingesta del alimento a través del pecho materno o en su caso, la acción de comer llevada a cabo por la figura materna. Dijimos que la boca, quedaba erotizada pues el niño asocia comer con placer, bienestar y así mismo, los labios, el acto de chupetear se convierte una fuente de satisfacción.

Decimos que el niño ve a la madre como un todo completo, lo que quiere decir que ella es en sí misma la fuente completa de su bienestar y placer.

De aquí observamos que todo aquello externo a la madre que tiende a interrumpir la unión con ella, para el niño será fuente de displacer y malestar. Leer más

PSICOLOGIA DEL MALTRATO (2)

El primer maltrato surge de la ambivalencia infantil que se produce en el desarrollo de la estructura edípica. Negar la existencia de dicha estructura es caer en el abismo oscuro de la falta de entendimiento del origen de la agresividad primigenia en el niño y en la niña. La estructura edípica (madre-niño-padre) es una estructura a tres y es necesario que se constituya para que se funde en el niño lo humano. La primera relación es con la madre. Eje fundamental sobre el cual se sustenta el desarrollo psicosexual y emocional del niño y de la niña. Es una relación imborrable cuya huella perdura para siempre a nivel inconsciente y así mismo es fuente de identificación y constitución de nuestro “yo”. La madre perdura en nosotros como gesto, como celos, como palabra, como imagen, como amor, como odio y como deseo.

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