El Origen de la Sexualidad

Antes de hablar de sexualidad, deberíamos hacer una distinción entre sexualidad y sexo. Hay una fuerte conexión entre ambas e iremos desarrollando los aspectos psicológicos o psíquicos que se derivan de la relación de nuestra psiquis con algo tan determinante como es la sexualidad y el sexo.

Para iniciarnos en el tema, definimos sexualidad como “la relación que tenemos con el otro, los otros”. Aquí incluimos todo el campo de acción emocional, afectiva y genital del individuo. Digamos que nuestras relaciones familiares, laborales, sociales y de pareja, conforman el campo o espectro de nuestra sexualidad. Por lo tanto sexualidad, sería la relación que cada sujeto tiene con los otros sexos: hombres y mujeres. Al día de hoy, se niega la gran importancia que la sexualidad tiene en la vida de las personas y no se incluye como concepto determinante en la vida pero aunque se niegue,  no se puede obviar que la importancia de lo sexual para la vida y para todas las actividades humanas es de un orden infinito. Por eso que debemos desde ahora ampliar el concepto de sexualidad como una ENERGIA que nos mueve a relacionarnos con el mundo y de cuyo manejo o de cómo nos maneje determina el curso de nuestro destino vital. Y también debemos necesariamente aceptar la ampliación del concepto de sexualidad debido a los numerosos comportamientos humanos y desordenes en la personalidad que provocan los instintos sexuales y la manifestación infantil o inmadura de los sentimientos y afectos que tienen un origen sexual.

¿LO SABIAS?  Celos, inseguridad personal, baja autoestima, impotencia para amar, miedo o rechazo al amor, al sexo, agresividad, sadismo, masoquismo, conductas narcisistas, exhibicionistas y hasta la propia soledad ( rechazo al mundo ) está motivado por un mal manejo de la energía sexual.

IMPORTANTE. ¿ Te has dado cuenta la poca importancia que se da a la sexualidad? Y sin embargo está presente en todos los actos de nuestro día a día.

Es innegable que el hombre, al igual que los animales, tienen necesidades sexuales. Desde el punto de vista biológico, hablamos y sabemos de la existencia de un “instinto sexual” al igual que frente al hambre, la sed, tenemos un instinto de nutrición o conservación. Parece que comprendemos mas y aceptamos tener un instinto de conservación que sexual. Pero debemos hacernos la siguiente pregunta, sin el instinto sexual ¿podríamos reproducirnos y tener hijos como especie mortal que somos? Claramente no. Por lo tanto, dentro de los instintos de conservación como especie animal que somos, también necesitamos de instinto sexual para reproducirnos.

La ciencia, ha decidido llamar al instinto sexual con el nombre de LIBIDO.

La opinión popular cree de manera engañosa, que el instinto sexual falta en absoluto en la infancia y que se constituye durante la pubertad hasta que eclosiona la atracción por otra persona y surge el interés por las prácticas sexuales mas diversas.

Pero en esta negación podemos ver numerosos casos e indicios en los niños de prácticas sexuales precoces e interés y curiosidad por todo aquello con respecto a la sexualidad.

Si observamos mas detenidamente a los niños, podemos encontrar que tienen una inteligencia precoz con respecto a la sexualidad. Los padres y educadores que no quieren ver ni pensar en este instinto que ya existe en la infancia, se sorprenderían de cómo el niño es un investigador y curioso sexual.

Solo tenemos que pensar en nosotros mismos y en el interés que nos suponía curiosear todo aquello que tenía que ver con los mayores, con nuestro propio cuerpo y con la curiosidad y atracción que nos provocaba la desnudez de los padres, los hermanos, primos y los juegos de contacto corporales que dejaban ya ver o intuir la existencia de algo mas que un simple interés por jugar.

NO LO OLVIDES. Todos conocemos casos a diario, que nos permite confirmar que dentro de los impulsos humanos y emocionales, el impulso sexual es el que peor dominamos y controlamos. Y va mas allá de la cultura, edad o formación. Las personas que logran controlarlo y lo hacen como algo secundario habría que analizar si su control no les origina otro tipo de síntomas psíquicos u orgánicos.

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