Una educación defectuosa produce defectos en la personalidad

A través de la práctica clínica, sobre los análisis efectuados en una variada y grande muestra de personas que acuden por problemas y/o trastornos psicológicos, puede convencerse a cualquiera que una EDUCACIÓN DEFECTUOSA, produce no solo defectos en el carácter de la personalidad, sino también enfermedades mentales y que la pedagogía actual tanto familiar como social es un auténtico caldo de cultivo de neurosis con potencial a desarrollar importantes desequilibrios en la personalidad.

 

Muchos sufrimientos psíquicos del niño, adolescente y adulto pueden ser atribuidos a principios educativos dogmáticos, impropios, castrantes y perversos que bajo su acción producen una personalidad débil, desequilibrada y enfermiza, incapaz de hacer frente a la vida.

 

La pregunta que se genera es ¿cual sería el medio menos lesivo para educar? y  ¿qué enseñanzas prácticas extraídas de la práctica clínica diaria podría extraer la pedagogía para que evolucionara hacia una educación basada en el autoconocimiento personal y fortalecimiento de las estructuras básicas de la personalidad?

La respuesta está en conocer cómo afecta al desarrollo del niño la influencia de los padres dentro de dicha estructura triangular: madre-niño-padre.

 

El nacimiento trae al bebe a una realidad marcada por el displacer, es decir, el recién nacido pasa de un medio natural que es el útero materno donde se encuentra protegido de todas las sensaciones displacenteras a un mundo externo fuente de displacer y malestar que origina lo que podemos llamar dolor. Las excitaciones que siente el bebe son las generadas por sus propias necesidades fisiológicas: hambre, sed, necesidad de reposo, frio, calor. Excitaciones todas ellas displacenteras que generan un malestar y que son calmadas por la figura materna o por aquella persona que haga dicha función.

 

Digamos que la educación del niño pasa por la regulación de lo que llamamos el “narcisismo infantil”, es decir, el niño es pura demanda, es puro egoísmo y lo único que conoce son sus propias necesidades que pide y reclama que sean saciadas.

En este tramo de la educación, donde la demanda del niño es puro egoísmo, entra en juego los padres y por lo tanto su personalidad.

 

El niño si o si debe pasar por momentos educativos que regulen su narcisismo ya que si no, son los padres quienes construyen en torno a su hijo un universo irreal, de bienestar general ficticio porque el niño tendrá que ponerse al frente de la realidad y deberá integrarse en las estructuras sociales que le van por etapa correspondiendo.

 

En esto entra la significación de lo que es un hijo para unos padres y es aquí donde se observa que muchas de las carencias personales, la baja autoestima, la inseguridad de muchos padres, trata de ser resueltas con ese hijo, sin pensar que los hijos crecen y dependiendo de la fortaleza y seguridad que tengan, se enfrentarán al mundo de una manera mas o menos segura. (CONTINUARÁ)

 

 

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